Renacer…

Capeando el temporal de la vida, venía hace tiempo. Mareada, desorientada y sin demasiado horizonte visible. Las emociones y sus zancadillas nos juegan de manera sieniestra, frecuentemente. Que tan dispuestos a los juegos estamos es cuestión de infinitos factores. Hoy, como buen lunes, arremetí hacia lo cotidiano. El mejor humor me visitó sin previo aviso, como augurio tranquilo. Los días grises me ponen bien. Coloreo a mi antojo, y recobro libertad. Ave Fénix, me han sabido decir. Tal vez sentí la confirmación de aquello que bien sabemos, «imposible escapar de nosotros»; y tuve que reencontrarme. Doblando una esquina, ahí me ví, allí estaba. Me brindé la bienvenida…a esa, la que había podido crear libretos de bella fantasía; la que había transitado escenarios, jugando y jurando hacerlo eternamente; la que cantaba para desnudar el alma sin pudor; la que se dejaba estremecer sin temores; la que volaba interpretando sonidos tan propios, que invitaban a sumergirse con placer. Me emocioné, como hacía tiempo no lo hacía. Acepté que no podemos escapar, acepté que siempre estamos ahí para nosotros, era el momento indicado. Me perdoné por haber estado lejana de todo por tantos años. Paladeando mi alma, disfruté del momento. No podía ser de otro modo. Los pasos que me faltaban para arribar al trabajo fueron los más reconfortantes que recuerde. Pues hoy la que fichó su llegada, no era la misma que lo había hecho días atrás. Encontre este pedazo de alma, de alas, que esperaban desde hace mucho reencontrarme. Tan lejano como hoy, me permití ser YO otra vez…

(Little wing – Sting – en vivo)

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