Soflama…

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Está bien, lo acepto: el mundo no es como yo supongo, y ni siquiera parecido a lo que me gustaría, pero ¿acaso debo abdicar a mi fortaleza espiritual, la misma que me lleva hacia la no aceptación de todo lo que me parece superfluo, eh? ¿Eh, eehhhh?

¿Acaso por ser mujer, debo aceptar sin chistar que unos vivillos me quieran vender unos ungüentos para embadurnarme la jeta, solo por qué se supone que tengo que creer que así debe ser?

Por estos días, las campañas de captación de incautas, ¡¡están que arden!! y eso, me indigna.

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Por todas partes las cremas para «quitar años«, «para parecer joven«, «para lucir espléndida«, «para iluminar tu rostro» y para ¡¡vaciar bolsillos!! está vigente.

Porque la cuestión sería así: parece que en el invierno, las mujeres miran menos su trasero y miran más su cara, porque ¡¡clarooo!!, es que en verano hay que mirar la zona del upite ¡¡porque es lo que hay que exponer ‘por ley’, y en primer plano en época estival!!, pero en invierno…  muchas se enrolan en las filas de: «el frío me deprime y para acumular más depresión, busco razones»!!
Así que ahí la cara recobra preponderancia, solo para achacarle defectos y acrecentar angustias.

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Es así que dándole palanca a la depresión invernal -las que las padecen, ¡¡obviamente!!- se ponen a contar arrugas, como si esto fuera parte de la  trascendente tarea del ser humano sobre el planeta.

Sin meditar más de un par de milésimas de segundos, enfilan pa’la farmacia-perfumería, para que el despachante(?), aconseje sobre los beneficios de los potes que ostentan tener vitamina Q-Z308 o las que poseen placenta de plancton de Groenlandia. Porque nada es más fashion y vendible, que una sustancia rara ¡¡y científicamente testeada!!

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Con los días, y con la inversión monetaria realizada, la cremita suaviza, si… pero la cara de la paranoica anti-age, sigue intacta. Sigue con las mismas angustias por una vida que corre por esos carriles que ni bajo amenaza hubiera elegido. Sigue con las frustraciones, penas, cansancios y anhelos truncados que jamás dependerán de una crema costosa.

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Por ello, mujeres del mundo: la edad, los genes, el paso del tiempo son cosas que al menos por el momento, no tendrán cambios, son eso y punto. Pero no olvideis que  para mejorar nuestra realidad, más que cremas mentirosas, ¡¡se necesitan verdaderos cambios en nuestro interior!!

He dicho.

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Ella sabe que las cremas solas, ¡¡no hacen milagros!!

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