En un principio fue…

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Hoy iniciaré el relato -intentando ser breve- de las razones de vida que me llevaron a tener un blog…
Porque todo blog ¡¡se inicia por alguna razón, señores!!
Así que, rumbo al 3º aniversario, seguimos con los post al tono…

Haciendo Historia – Parte I

Para 1999 mi salud marcó una señal de alerta: había aparecido un tumor que se quería hacer el maula y el muy ingenuo suponiendo asustar, no sabía con quién se había metido. Así fue que terminé en un quirófano.
Pasado el temor, los médicos abreviaron las consecuencias: si deseaba ser madre nuevamente, debería someterme a tratamientos especiales, lo cuales tampoco garantizaban éxito alguno.
La noticia tampoco me afectó, ya que no tenía en mis planes reincidir en la maternidad. Solo seguí con mi vida, sabiendo que aquella situación había sido un aviso, la luz de alerta para ponerme las pilas en cuestiones de «salud».

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Dos años después, cuidándome igualmente para evitar un embarazo -pues no confiaba en la palabra de los médicos- y, además de todas las precauciones posibles, me encontré saliendo del baño con un «Evatest» -test de control de embarazo- en la mano, con las inconfundibles rayas que indicaban su señal «positiva», mientras -y en simultáneo-  la televisión mostraba como De la Rúa -presidente por entonces- se rajaba de la Casa de Gobierno a bordo de un helicóptero, anunciando con la escena, la existencia inequívoca de una hecatombe importante (política, social, económica)…

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¡¡Ayyy midió!!

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Viendo que ni  la ciencia médica podía acertar algo coherente en mi vida, entre patacones -dinero alternativo de circulación trágica por aquel tiempo-, complicaciones en el embarazo, distintos presidentes, anemia galopante… y varias cosas más, Candorito -contra viento y marea-, nació el 16 de julio del 2002.

Durante el embarazo había  existido un malestar en particular que no resultaba acorde a mi estado, al que el obstetra no le dio importancia y por el cual -dijo- no había que preocuparse.
Es así que para cuando Candorito ya tenía 4 meses de nacido -y era un bebé hermoso y saludable-, mi malestar continuaba en aumento.
Tras debates médicos y discusiones -de mi parte- con los facultativos, terminé ante un neurólogo que ordenó una serie de estudios, los cuales estaban más cercanos a una tortura medieval que a la medicina misma.

Acobardada y necesitando miles de respuestas, pasaba mis días. Con las molestias físicas en constante aumento,  junto a la angustia por la espera de un diagnóstico o tal vez por la esperanza de una mejoría de mi estado de salud,  llegaron los resultados de los estudios y análisis.
Con todo esto bajo el brazo, el médico me citó para una entrevista en la que me daría la posta…

(Continuará)

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Una interesante animación que además, tiene mucho candor…

A quoi Ça sert l’amour – Animación

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PD: Y no… ¡¡no me olvidé de sus preguntas!!  En la actualidad las correspondientes respuestas, están en edición.

REITERO AVISO

Y para los que aún no han pasado, les cuento
que sigue vigente mis post en
«¿Por qué Adán no dijo «no»?
¡¡¡Quedan debidamente notificados, caramba!!!

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