Obsoletos, jamás!!…

.

En la adolescencia nada nos impedía una salida, por entonces ni la fiebre cancelaba la diversión: había cuerda para rato. Con el paso del tiempo, las ocupaciones y obligaciones fueron tomando otra dimensión en lo cotidiano. El desgaste por el trabajo y las responsabilidades familiares -sumados a la falta de descanso-, han significado algunos cambios en nuestra vida social «adulta».

Sin ir más lejos, aquellos que podían comer un elefante vivo en su tierna juventud, en la actualidad descartan hasta el agua mineral por la hipertensión arterial.
Si la propuesta fuera ir de campamento, seguramente dejarán de lado el entorno natural y los sitios alejados de la civilización, para optar por un «camping» con instalaciones sanitarias, Wi Fi, electricidad, microondas  e incluso un buen servicio de asistencia médica, con cardiólogo incluído…

.

.

Así también encontraremos muchos que creerán lucir igual que cuando iban a la secundaria, e insisten en usar ropa que ya no es la adecuada. Es posible que hoy supongan que las cirugías estéticas son la solución a todo.

Entonces, si promediamos nuestros achaques bien adquiridos, nuestra infinita comodidad y nuestra edad, sabremos si estamos en condiciones de encarar una actividad que exija a nuestro físico, sobre todo si no hay un entrenamiento adecuado, pues al terminar podríamos ir a parar a la guardia de un hospital.

.

.

Las prioridades del presente nos podrán quitar el tiempo, mientras los achaques físicos nos limiten las opciones, pero rescatemos el deseo de disfrutar la vida en la dimensión justa -y real-, sin intentar emular el donaire juvenil en una sala de emergencias…

Habiendo pasado el tiempo en nuestras vidas…
¿qué cosas -o actividades- tuvieron que dejar de lado?

.

¡¡Tirame la músicaaa!! (?)

Gerry Rafferty – Baker Street
No se hagan los jovenzuelos, ¡¡cómo no se van a acordar de este tema!!

.

Anuncio publicitario