La mayoría silenciosa…

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Hoy transcribo una carta enviada hace unos días a la sección «Cartas al Director» de un diario local de Mar del Plata.
La transcribo, simplemente por sentir que también vale como homenaje para recordar a «La Negra» Mercedes Sosa.

«Cantagiar los verdaderos valores»

Sr. Director:

Un proverbio chino dice que «la felicidad no es una estación hacia la cual viajamos, sino un modo de viajar». Y creo que la mayoría silenciosa de los que habitamos esta tierra -de manera consciente o inconsciente; de cualquier raza o credo; con recursos o sin ellos-, lo vivimos, lo pensamos, lo sentimos y presentimos así.

Excluyo a la minoría patriotera, corrupta y violenta. A los que priorizan más el tener que el ser; a los individualistas; a los nihilistas, a los que piden «sólo el pan propio y nunca el pan para todos». A los que violan los derechos humanos de hecho o por omisión; a los que no tienen memoria porque no les conviene; a los que se lavan las manos ante un compromiso concreto y jamás las extienden solidarias para dar, para «dar hasta que nos duela» como decía Teresa de Calcuta.  A los que critican permanentemente todo y a todos desde la confortable posición del «no te metás». A los que jamás se detienen ni emocionan ante un niño, un anciano, un animal, un árbol, una flor…

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En síntesis, excluyo a los grandes y mezquinos señores feudales del siglo XXI, dueños del poder económico mundial sin fronteras ni nacionalidad, que globalizan para someter y redituarse con lo ajeno.

Creo y confío en la mayoría silenciosa cuyos valores, sueños y esperanzas se renuevan día a día a pesar de todo. Son más, muchos más, pero no hacen tanto ruido. Su interior es rico pero no en acciones de bolsa sino en sentimientos simples, profundos y llenos de energía positiva. Saben ver la felicidad y palparla con los pies desnudos sobre la arena, la tierra generosa o el agua que no lava dólares para disimular el tráfico de armas, de drogas, de mujeres, de niños…

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Son aquellos que agradecen el amanecer del nuevo día y los brotes del árbol en primavera. Los que sufren y aún así agradecen a la vida el sol, la lluvia, el calor de la familia y los amigos.

Son más, muchos más los que saben el modo de viajar. Hace falta quizás, que nos unamos para contagiar lo valores que tenemos escondidos: no valen como expresión de deseos, tenemos que enseñarlos y volverlos a enseñar. «La sociedad que no hacemos nosotros, la hacen otros por nosotros», y esos otros ocuparán el lugar que dejamos vacío.

Firmada por: Diana Iris Calleja de Irirarte.

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Mercedes Sosa – Gracias a  la vida.

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