8 de marzo…

En este día de la mujer, simplemente puedo decir, que los 364 días restantes del año…  ¡¡Sigo siendo mujer!!

Y aprovechar para que recordemos  también  a todas aquellas mujeres que pasan cada minuto de sus vidas sufriendo. Por ellas y para ellas,  este texto escrito el 27/7/2007.

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Golpe Final

Las luces de los patrulleros  resaltaban en la oscuridad de la calle.
La sirena de la ambulancia entonaba  el alboroto del  barrio. Cuatro policías entraron corriendo, mientras los mirones se preguntaban sobre lo ocurrido.
Nadie sabía nada.

Era un misterio la presencia de los uniformados; la realidad que los convocaba, había sucedido tras cuatro paredes.
Mientras esto sucedía, ella lloraba sentada frente a su puerta, con lágrimas secas y transparentes.
Luego de unos minutos, entró con su silencio y temor acostumbrados.

Al ingresar en su casa, observó el instante exacto en el que esposaban al hombre que tanto había amado. Angustiada corrió hacia la habitación de su hija: la pequeña no estaba allí, comentó un vecino quien dijo  además  que la  niña estaba en un lugar tranquilo y seguro con personas responsables.

Con inmensa tristeza recorrió su casa, entre personas que desconocía, esas mismas que  nunca había visto, pero sabían de su diario sufrir y padecer.
Su hija y el miedo habían sido las excusas para continuar al lado de aquel hombre.

Todo el  alboroto a su alrededor la desesperó aún más, no lo toleró y decidió irse. Pero, al cruzar la puerta, entre médicos, mirones y policías, pudo observar con sorpresa y estupor como sobre una camilla, cubrían cuidadosamente su propio cadáver lleno de moretones…
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