Descubriéndome…

… para un 12 de octubre.

(Refrito)

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Buscando el oro y el dominio, montaron en sus barquitos y se vinieron.
La historia de una raza que sometería a congéneres, a puro derramamiento de sangre y muerte.
El complemento de desigualdades que sobreviven aún, bajo mantos de somnolencias y opresión; de silencios que datan de entonces, con más sangre y muerte en su haber.
Hacia este confín del mundo, se estableció La Ruta del Oro; lugar en el que también quedaron desparramados sus ilustres huesos de apellidos castizos, los despojos de esos que esperaban brillar como el sol, por la riqueza adquirida, robada, arrebata. Ese oro, ese que les seguiría iluminando el gran camino a los siguientes: los de mayor ambición aún, y además… para seguir aniquilando.
La desmesura de todo aquello y la ausencia de una mínima cordura (?), devino en un genocidio en nombre del respeto y el temor a Dios, además de las necesidades ambicionales de los monarcas de turno.
Es que el oro, es el metal de Dios… ¡¡¡No lo olvidéis!!!

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Analizando determinadas cuestiones, tomo conciencia que desconozco muchas cosas de la vida: si fue primero el huevo o la gallina. Si aunque no lo veamos el sol siempre está. Si la ambición es asesina per se. Si las mentes son de andar fallando desde siempre; o si el color de nuestra piel tiene mayor valor cuanto más clara sea…
Realmente desconozco mucho, pero particularmente desconozco el cómo y bajo que circunstancias se entrelazaron mis antepasados.
Dentro mío conviven el Gen Indio y al Gen español (así lo dice mi árbol genealógico). Ambos antepasados siguen corriendo por mis venas y ninguno ha podido dominar al otro. Esta combinación me ha convertido en quien soy; esa que va por la vereda de enfrente, defendiendo sus ideas.

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Reniego de la injusticia. Disfruto de la esencia humana -esa que nace desde el alma- pero ante todo, gozo de mí día a día, simplemente por eso: porque la vida existe para todos y la tomo, disfrutándola a pleno.
Intento andar por la vida, restándole importancia a las señoronas que me persiguen preguntando: –¿cuál es tu secreto para no tener arrugas y no tener canas?– Al mirarlas, simplemente me cuestiono: ¿por qué tanta estupidez?… De todos modos y sonriendo, les respondo: -Son los genes señora ¡¡LOS GENES!!

He decretado que ninguna de mis mitades tendrá predominio sobre la otra. Convivirán de este modo, pues la historia de mi vida, así se seguirá escribiendo, para al menos en este continente de mi cuerpo: el conquistador y el indio puedan existir en paz…

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Por tal: a vos Cristóbal -el del peinadito a lo Jimán-  vos, el chupa zoquetes monárquico, el trancero de cuarta: ¡¡No pienso agradecerte nada!! Tal vez reconozca que marcaste una ruta de viaje, solo eso, no resaltaré ninguna de tus acciones ni las de tus sucesores. No olvido que un recorrido similar, trajo hacia estas tierras a mi abuelo: el andaluz.

A todos los sometidos de este continente, les pido perdón en nombre de una raza: la que somete.
Y también he de estar presente, defendiendo ideales junto y en nombre de  la raza sometida…

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Detalle: un escrito parecido a este realicé en la secundaria para el Día de la Raza.
Corría el año 1977… ¡¡MON DIEU!!!

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León Gieco y Andrés Gimenez – Cinco siglos igual

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