Al mudarme de morada, sabía que debería acostumbrarme a ciertas costumbres o hábitos del nuevo barrio. Dentro del amplio espectro de realidades que conviven en la zona, como en todos los barrios, están las vivencias con los comerciantes…
Al tercer día de haberme instalado en mi nuevo domicilio me dirigí al mercado más cercano para adquirir algunos víveres. Con mi tan frecuente candor (cara de nada), compré lo necesario y al momento de retirarme una voz masculina dijo: «Adiós vecina… ¿usté es nueva en el barrio, verdad?…» Más
Dicen que dijeron…