Viejos son los trapos…

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En la adolescencia nada impedía una salida. Por entonces ni la fiebre cancelaba el disfrute: «había cuerda para rato». Con el paso del tiempo, las ocupaciones y obligaciones fueron tomando otra dimensión en lo cotidiano. El desgaste generado por el trabajo y la responsabilidad familiar sumados a la falta de descanso, han significado algunos cambios en nuestra vida social «adulta». Más

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