De multitudes…

…eso se comenta.

También tiene su candor…

Rara magia la del fútbol, es una pasión, dicen. Venir de padre «bostero» y madre «gallina» me acercó un poquito a la número 5; aún siendo una niña cándida.
Haber mirado algún que otro partido, incluso otras disciplinas deportivas, me fué poniendo al tanto de varios secretos y virtudes, sin fanatismos locos.

Y si señor, el bolompié tiene la magia y el encanto casi del de la danza. Entender sus reglamentos y secretos, es casi necesario. Desentrañar  la causa de tanta emoción generada, como una obligación tácita.
Es hormonal, es testosterona que incita a la gloria de ser vencedores o en el dolor de los vencidos, ya con menores esperanzas.
Todo está en el juego, es fútbol. Los colores de la camiseta, representando clubes, o como en estos días, con el brillo del de los países participantes en la Copa América.

Sangre en las venas y en las camisetas. El clima,  generado por veintidós tipos que corren y transpiran; haciendo gambetas y maravillas de estilos únicos.
Esta pasión también es  negocio; pero querría saber hoy, qué no lo es.
Todos los deportes ganan su nombre, sus pasiones y sus odios. Revanchas, colores eternos que se enfrentan por distintas latitudes, los clásicos.
Y así viene uno por estos días, pensando en la magia del fútbol, de ese sentir de muchos e indiferencia de otros. Esto que, ante otras ofertas televisivas además,  atrapa. O te manda a dormir; o tal vez tener que soportar como novia estoica pero celosa, haciendo simplemente el aguante.
Ahí estará este domingo, con muchos ojos encima la Final de esta edición de la Copa América y estarán mis pupilas puestas también. 
¡¡¡Vamomuchachoooohuevoooo!!!!, como grito de vestuario antes de pisar el campo.
El balón que espera y las miradas pendientes con nervios de acero.
Y la secreta revancha con los de siempre, esperando tal vez decir después de los 90 minutos…(sin algún angustioso empate para evitar los penales, plis)
-«JJJaaaaa, visteee que la alegría no es solo brasilera!!!»

No hace falta entender mucho inglés, para escuchar al relator «gringo» que lo dice clarito. «Absolutamente brillanteee»,  
Je je je…eeehhhh papaaa, e’argentino el nene!!! viteeee!!!»
Con ese golazo no le alcanzaron los adjetivos  y, a los mexicanos, tampoco.

::::  ::::  ::::  ::::

Anuncio publicitario