Para empezar, no es fácil pasar así como así, de los mimos y cuidados maternos a la desenfrenada carrera de la vida en sociedad. No, no lo es. Y mientras vemos como se nos hinchan las rodillas por tanta caída y tropezón, nos avivamos, medio tarde, que somos adultos. Y que la cuestión era esa, golpearse. Raspón va, idealismo que viene, pérdidas que nos roban las ganas de seguir, dolores que nos aniquilan la mente, centímetro a centímetro, pero seguimos. Esperando que desde algún fax celestial nos remitan un certificado de garantía.
Mientras tanto, continuamos, algunos eso sí, estoicos… con actitudes convincentes, algunas algo dudosas, pero todas…causándonos esa mezcla extraña y apasionante de energía y algo parecido al valor. Hasta que se esfuman. En tropel, llegan por carradas las otras. Acompañadas inevitablemente de dolores, engaño y desilusión. Así, seguimos deambulando. La mayoría de los mortales lo hace amarrado a tablones de antigüos naufragios. Otros espectantes, otean horizontes lejanos, esperando ver las luces de faros imaginarios. Rara y fuerte esta cuestión de la vida. Nos ponemos plazos, hacemos promesas. Organizamos el mundo, pero no nuestras fallas. Robamos tiempo a nuestra existencia para ir tras falsas ilusiones. Compramos mentiras. Elegimos la mejor forma de matarnos lentamente. Incendiamos el único bote salvavidas que quedaba…y seguimos. En actitud de espera y nos desespera. Leemos anuncios, de brillantes colores, devorando letras que nos muestren la solución mágica. Lo inmediato y lo necesario bailan la danza del fuego a nuestras espaldas. Amontonamos instructivos de electrodomésticos que prometen facilitarnos la vida. Pasamos por alto las letras chicas y las advertencias. Destrozamos nuestras propias metas y sueños. Ofrecemos promesas a cualquiera sobre lo que sea. Por medio de teclados y pantallas que titilan. Palabras que caen de nuestros dedos y no nacen del corazón. Así seguimos, creyendo o esperando. Pero todos, nos encolumnados en alguna de estas ventanillas, en donde se supone, nos darán un manual básico de instrucciones….
Yo quería tener candor... 
Dicen que dijeron…